martes, 25 de agosto de 2009

Chipi y yo antes de ver ganar a la decepción mexicana de futbol.En el estadio Azteca

En la foto, Christian Palma "El Chipitin" y Alejandro Meléndez. Foto: Luis Acosta
http://impreso.milenio.com/node/8624911

Circo... casi sin pan
Joel Ortega


2009-08-15•Acentos

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No soy panbolero, pero tengo muchos años de asistir al Azteca. Estuve en su inauguración cuando el América empató con el Torino, apenas recién había terminado la huelga en la UNAM y Javier Barros Sierra comenzaba su rectorado. Mi memoria registra esa ocasión porque fui con mi amigo Juan Garibay (murió en noviembre del año pasado) y creo que nos acompaño su hermana Tina.
Como todavía no jugaban los Pumas en primera división, mis simpatías se repartían entre el Necaxa y el América, por contreras y además porque el Guadalajara me caía muy gordo y me evocaba los rituales priistas, entre ellos su nacionalismo de no alinear nunca un extranjero.
Gocé el triunfo del América en el Coloso de Santa Úrsula, que ni entonces ni ahora competía en belleza y funcionalidad con el de CU, aunque sí en visibilidad, salvo una sección de abajo, en cualquier lugar del estadio se aprecia perfecto el partido, mientras en el rebautizado en 68 Olímpico Universitario, casi en toda la parte baja es imposible ver bien los partidos, exceptuando el palco del rector.
Me tocó ver el partido de la mano de Dios en el 86 de Argentina contra Ingleterra; fui a muchos partidos al palco de mi amigo Menito el Che y hasta he entrado a los vestidores y he estado en la cancha cuando cubrí la pelea de Saldívar contra Winstone, así como varios partidos de liga, cuando era reportero deportivo de la revista Deporte Ilustrado en 1967.
Por eso me dio mucho gusto y envidia de la buena ver a Alex Meléndez con el Chipitin retratados en plena cancha antes del final del juego de la decepción mexicana, como él mismo la llama. Sobre todo porque yo estaba sentado en las escaleras (supongo que vendieron boletos de más) cerca de los fans gringos, con una incomodidad del carajo.
No descubro el hilo negro, pero no puedo dejar de narrar la decadencia resumida y reunida en los gestos, gritos y atuendos de los aficionados del Tri. La ausencia de picardía sustituida por la vulgaridad de los gritos de frustración, degradación y cobardía de decenas de miles de clasemedieros, quienes incapaces de actuar como ciudadanos se regocijan comportándose como turbas simiescas escondiendo su cobardía en el anonimato.
Pa’variar, los grandes ganadores de toda esta estolidez son las televisoras. Si la selección mexicana no llega al Mundial, Televisa disminuiría 30% sus ventas de publicidad, 16.5 millones de dólares, y Tv Azteca, otro tanto, 15%.
El orgullo nacional vomitado en el desenfreno oligofrénico.
joeloj7168@yahoo.com.mx

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