viernes, 8 de mayo de 2009

JOSE EMILIO PACHECO GANA PREMIO REINA SOFÍA

FOTO: ALEJANDRO MELENDÉZ

El escritor José Emilio Pacheco fue distinguido con el galardón de la poesía Iberoamericana en español por el Premio Reina Sofía en España, aquí uno de los poemas que aparecerá en su más reciente libro de poemas La edad de las Tinieblas: cincuenta poemas en prosa.
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La edad de las tinieblas: el quinqué

Arde la noche. El aire húmedo parece hervor de ciénaga. Bajamos del yip para tomar agua mineral en un cobertizo a orillas del camino que se interna en la selva. Sobre el mostrador hay un quinqué. Si nada recordamos de la niñez y sólo podemos inventar lo inmemorable a partir de unas cuantas imágenes, este quinqué engendra ahora su propio teatro de sombras, me lleva hasta un puerto donde hubo una casa que ya no existe.

Se va la luz. La familia enciende otro quinqué. Me intriga pensar en lo que han dicho mis padres: en el petróleo de la lámpara flotan reducidos a esencia bosques y dinosaurios de la prehistoria. Millones de años se han necesitado para humedecer la lengüeta de jerga que convertida en mecha soporta la llama. Una campana de cristal la protege y le permite iluminarnos. En el quinqué se consumen los restos fósiles de una vida improbable. La noche huele a luz carbonizada.
Este humilde fuego resulta el antitelevisor. Prende la imaginación de quienes se reúnen en torno a él como ante la hoguera primitiva: abuelos, padres, hijas, hijos. Sobrevienen relatos de cosas verdaderas y fingidas y, cuando las narraciones han terminado, el ballet de las manos, la pantomima de las siluetas.

La pared se convierte en un zoológico fantasmal, un circo de espectros. Aquí están las fauces del cocodrilo, el loro de perfil, el gato de espaldas, las alas del gavilán, la huida del venado, la tortuga que lleva a cuestas el mundo.

Al volver la electricidad el escenario se apaga. La familia queda en silencio. Sabe que está condenada a la dispersión y es como el humo que el petróleo suelta al inmolarse. Somos apenas sombras que alguien proyecta en un muro invisible.

El quinqué se extinguió hace millones de años. Su luz más submarina permanece. Esta noche su olor ha regresado bajo el violento aroma de la selva. Tal vez nosotros, sus animales y sus árboles también seremos combustible de una futura edad de las tinieblas.
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Para finalizar algunas palabras que mencionó en los medios de comunicación.
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“Uno no puede tener esa conciencia, porque si la tienes te paraliza. Prefiero que el lector decida y, en el caso de la poesía, son lectoras. No sé si la mujer lea más poesía, pero hay muchísimas lectoras de este género. Y, de hecho, ya son una abrumadora mayoría en todo. El que se siente raro es el hombre.”
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“El tiempo te da y te quita todo. Te da experiencia que no sirve porque cada día es diferente. Y te quita la arrogancia. Nadie puede ser arrogante si considera el triste destino de todos los poetas, grandes y pequeños, famosos y desconocidos. Todo acaba en polvo y ceniza. Pero lo importante es lo que está en medio, lo que podemos hacer entre las dos oscuridades.”

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