sábado, 23 de mayo de 2009

LIBRO DE JULIO CORTAZAR



El más reciente libro sobre textos ineditos Papeles Inesperados de Julio Cortazar, editado por Alfaguara. Aca dos textos del libro, uno sobre prensa y una reflexión revolucionaria.
Never stop the press


Un fama trabajaba tanto en el ramo de la yerba mate que-no-le-quedaba-tiempo-para-nada. Así este fama languidecía por momentos, y alzando-los-ojos-al-cielo exclamaba con frecuencia: “¡Cuán sufro! ¡Soy la víctima del trabajo, y aunque ejemplo de laboriosidad, mi-vida-es-un-martirio!”.
Enterado de su congoja, una esperanza que trabajaba de mecanógrafo en el despacho del fama se permitió dirigirse al fama, diciéndole así.
–Buenas salenas fama fama. Si usted incomunicado causa trabajo, yo solución bolsillo izquierdo saco ahora mismo.
El fama, con la amabilidad característica de su raza, frunció las cejas y estiró la mano. ¡Oh milagro! Entre sus dedos quedó enredado el mundo y el fama ya no tuvo motivos para quejarse de su suerte. Todas las mañanas venía la esperanza con una nueva ración de milagro y el fama, instalado en su sillón, recibía una declaración de guerra, y/o una declaración de paz, un buen crimen, una vista escogida del Tirol y/o de Bariloche y/o de Porto Alegre, una novedad en motores, un discurso, una foto de una actriz y/o de un actor, etc. Todo lo cual le costaba diez guitas, que no es mucha plata para comprarse el mundo.

Acerca de Rayuela


Entre mi propia visión de Rayuela y la de la mayoría de sus lectores (entendiendo por mayoría a los jóvenes, mucho más sensibles a ese libro que la gente de mi edad) hay un curioso cruce de perspectivas. “Triste, solitario y final”, como dice Raymond Soriano, escribí Rayuela para mí, es decir para un hombre de más de cuarenta años y su circunstancia –otros hombres y mujeres de más de cuarenta años. Muy poco después, ese mismo individuo emergió de un mundo obstinadamente metafísico y estético, y sin renegar de él entró en una ruta de participación histórica, de apoyo a otras fuerzas que buscaban y buscan la liberación de América Latina. A lo largo de un decenio, problemas considerados como capitales en Rayuela pasaron a ser para mí algunos de los muchos componentes de la problemática del “hombre nuevo”; la prueba, creo, está en el Libro de Manuel. Así, en mi visión personal de la realidad, Rayuela sigue siendo una primera parte de algo que traté y trato de completar; una primera parte muy querida, seguramente la más honda de mi ser, pero que ya no acepto con la exclusividad que le conferían los propios protagonistas del libro, hundidos en búsquedas donde el egoísmo de tanta introspección y tanta metafísica era la sola brújula.
Pero entonces, sorpresa: En esos diez años de que hablo, Rayuela fue leída por incontables jóvenes del mundo, muchísimos de los cuales eran ya parte en esa lucha que yo sólo vine a encontrar al final. Y mientras los “viejos”, los lectores lógicos de ese libro escogían quedarse al margen, los jóvenes y Rayuela entraron en una especie de combate amoroso, de amarga pugna fraterna y rencorosa al mismo tiempo, hicieron otro libro de ese libro que no les había estado conscientemente destinado.
Diez años después, mientras yo me distancio poco a poco de Rayuela, infinidad de muchachos aparentemente llamados a estar lejos de ella se acercan a la tiza de sus casillas y lanzan el tejo en dirección al Cielo. A ese cielo, y eso es lo que nos une, ellos y yo le llamamos revolución.

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